S
i algo tiene de conmovedor la multipremiada “La vida es bella”, película dirigida y protagonizada por Roberto Benigni, es esa risa optimista que Guido, ese italiano empujado a un campo de concentración con su padre y su hijo, que ante las peores circunstancias logra tener una mirada optimista. Una llama de esperanza en medio de la peor tragedia de la humanidad. Esa mirada que muchas veces perdemos, agobiados por las constantes presiones diarias. No es cuestión de hacer un discurso “esperancista”, del tipo de “nunca está más oscuro que justo antes de amanecer”. Es solamente ver, que incluso, cuando todo parece perdido o intentado en el marco de nuestra profesión; siempre hay algo por hacer. Por ir a más.
La profesión farmacéutica vive un momento complicado, en la Argentina y en el mundo. El modelo sanitarista de la farmacia privada independiente, que defendemos y revindicamos, está acorralada. La farmacia anglosajona avanza en todas las altitudes, de la mano de los grandes capitales que alborotados por la crisis financiera internacional buscan nichos donde poner a salvo su rentabilidad. En Europa y América las noticias son amenazas para esta forma de ver y ejercer esta profesión, y el horizonte se ensombrece cada vez más.
Pero no todo está perdido. Para nada. A veces, la realidad nos da un respiro, y al estilo de Guido y su juego en “La vida es bella”, sonreímos. Hace unos días, el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, uno de los principales de España, firmó con la Departament de Salut (secretaría de Salud de Cataluña) un acuerdo para que las farmacias catalanas presten servicios “por la vía remunerada”. La idea es que algunas prestaciones sean asumidas por el Estado como “servicios sanitarios adicionales” y por lo tanto solventados por el mismo estado. De esta manera, se intenta dar oxígeno a la castigada rentabilidad de la farmacia española, acorralada por el plan de recorte del gasto farmacéutico lanzado hace unos meses por el gobierno español.
En medio de la noche del “ajuste”, la luz de esperanza de esta noticia ilumina al sector. Según explican en Barcelona, se incluirá en los servicios remunerados “todas aquellas actividades de prevención de la enfermedad, intervenciones para la mejora de la adherencia terapéutica, seguimiento farmacoterapéutico e intervenciones de cooperación con la Farmacia Hospitalaria” (El Global, 10 de Septiembre de 2010). Para esto, las partes (Colegio profesional y gobierno) formarán la denominada Comisión Mixta de Seguimiento, que tendrá la tarea de poner en marcha la idea, que se espera esté funcionando en breve.
La idea es una bocanada de aire fresco en la profesión, una idea que desde MIRADA PROFESIONAL no podemos hacer más que saludar. Según trascendió, para lograr esta cobertura, deberán someterse previamente a un proceso de acreditación. “Queremos que todas nuestras farmacias pueda ser partícipes de este histórico acuerdo, por lo que desde los colegios potenciaremos la formación necesaria para la consecución de la necesaria acreditación”, indicó un comunicado firmado por el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona.
Para ser claros, el hecho es celebrado en España como “histórico”, y puede marcar un antes y un después en el ejercicio de la farmacología. “La cartera de servicios remunerada ha dejado de ser un concepto hipotético, un viejo sueño de las oficinas de farmacia, para convertirse en realidad. Al menos en la comunidad autónoma de Cataluña, región que no es la primera vez que lidera un cambio en la profesión. A este respecto, cabe destacar que las farmacias catalanas tendrán el honor de haber traspasado por primera vez esta línea entre sueño y realidad”, asegura un editorial del portal especializado Correo Farmacéutico.
Entendemos que este tipo de noticias, de casi nula divulgación en el país, son la muestra de que una mejor profesión es posible. Además, demuestra la forma de actuar en tiempos de crisis. Así lo hicieron los catalanes. Se enfrentaron al peor escenario, con achique brutal de márgenes de ganancias y un recorte que se estima cerrará la puerta de miles de farmacias. Con perseverancia e imaginación, lograron un paso fundamental para mantener a sus mostradores en el sistema sanitario, y a la vez lograron el compromiso del gobierno de sostenerlo gracias a una política integral.
Muchas veces, cuando los problemas abruman, no es necesario realizar un gran cambio inmediato, revolucionario, para salir de la crisis. A veces es necesario un pequeño paso, un leve movimiento que muestre que no se está paralizado, anestesiado en una virtual parálisis imaginativa sobre el devenir de nuestra profesión; un abandono repentino del grado de inmovilidad en el que hemos caído con la promoción simple y zonza de “ nuestra profesión esta mejor que nunca”; un paso hacia delante para devolverle al cuerpo la idea de que caminar es posible. Un paso que nos aleje del borde de barranca donde hemos construido nuestra práctica profesional.
“Queremos un papel más relevante como profesionales sanitarios, seguro que podemos aportar más en lo relacionado al menejo de los medicamentos, promoción de la salud, salud pública”, señala el titular de los farmacéuticos de Barcelona, Jordi de Dalmases (La Vanguardia, 16 de septiembre de 2010). Ese debería ser nuestro horizonte, nuestro norte. Sacar a la farmacia del jaque perpetuo y posicionarla como parte de la salud de los argentinos. Es difícil, lo sabemos, pero si damos un primer paso podemos avanzar. Porque confiamos en nuestra fuerza. Porque hay muchos colegas que piensan así, y que seguro están dispuesto a trabajar por esto.
El ejemplo que rescatamos hoy, un simple respiro de aire fresco que plantea y lleva a cabo la dirigencia farmacéutica del Colegio de farmacéuticos de Barcelona es bastante aleccionador. No debemos dejarnos convencer por los que predican que todo esta como esta mandado, que esta todo bien, que no se puede hacer mucho más de los que ya se hizo. Debemos resistir ese falso canto de sirenas que nos invita a dejarnos de joder. A no interrumpirles la siesta pesada que duermen. Deberíamos empezar por no escucharlos más. Y como dice un escritor y analista político de la actualidad que lee la gente que escribe en Mirada Profesional; el mismo de “flores robadas en los jardines de Quilmes” sobre algún político conocido y vale para cualquier caso en nuestro gremio: Hay alguno al que se le interrumpió la cadena de frío y se le pudrió para siempre la credibilidad.
Néstor Caprov