C
on una tasa pico en Chile del 34 por ciento, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) presentó los datos de contagios de la enfermedad en la región, para el período 2010-2018. Según los datos, la tasa de infectados en América latina creció un 7 y un 2 por ciento, un dato "preocupante" que sitúa a la región entre las zonas a vigilar dentro de la lucha contra el Sida, que se está desacelerando a nivel global, según un informe publicado por la ONU. La cifra total de nuevos contagios anuales en Latinoamérica se sitúa en torno a los 100 mil, con Brasil como núcleo de casi la mitad de esos casos.
Los datos fueron presentados esta semana en Sudáfrica. Si se descuenta a Brasil (que acumula a un tercio de la población total de América Latina), la tasa de nuevos infectados de la región para ese mismo período habría descendido un 5 por ciento. Proporcionalmente, sin embargo, Brasil no es el país que más ha empeorado sus datos. Para el período 2010-2018, esta tasa creció un 34 por ciento en Chile, un 22 por ciento en Bolivia y un 21 por ciento en Brasil y Costa Rica. También aumentaron las infecciones en Uruguay (9), Honduras (7), Guatemala (6) y Argentina (2), mientras que en México la tasa se mantuvo estable. En el lado positivo, durante los últimos ocho años El Salvador logró una notable reducción, del -48 por ciento, en este mismo campo. Igualmente, Nicaragua (-29), Colombia (-22), Ecuador (-12) y Paraguay (-11) mostraron avances significativos en cuanto a las tasas de nuevos afectados por el VIH (virus causante del sida).
En su nuevo informe mundial, ONUSIDA hizo hincapié en la necesidad de no dar la espalda a comunidades como la de los hombres homosexuales o la de las mujeres transexuales, especialmente vulnerables a la propagación del VIH en la región latinoamericana. En total, en el mundo hay actualmente unos 37,9 millones de personas infectadas y solo dos de cada tres de ellas tienen acceso a antirretrovirales.
La ONU estima que, en 2018, unos 1,7 millones de personas contrajeron el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH, desencadenante del sida) y que unas 770.000 murieron por enfermedades relacionadas con el sida. Aunque las cifras globales vienen descendiendo desde 2010, la ONU ha alertado en su informe de que "se progresa, pero cada año menos" y ha urgido a no bajar la guardia. La desaceleración pone en riesgo, de hecho, los objetivos marcados por la ONU para 2020 (denominados "90-90-90"), que a este ritmo no se alcanzarían.
Esas metas hacen referencia a que, para 2020, el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su estado, que el 90 por ciento de los diagnosticados reciban terapia antirretrovírica continuada y que, para ese mismo año, el 90% de las personas que reciben terapia antirretrovírica tengan supresión viral (reducir significativamente la presencia del virus en sangre para conservar la salud).
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