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e estima que en Europa unas tres millones de personas sufren la llamada enfermedad de Crohn, una patología que junto a la colitis ulcerosa conforman el grupo de enfermedades inflamatorias intestinales (EII), que este martes conmemora su día mundial. Las EII son enfermedades inmunomediadas, inflamatorias y crónicas que afectan a la capacidad del organismo para absorber los nutrientes de la comida. Algunos de los síntomas más comunes son cansancio, dolor abdominal, pérdida de apetito y peso, fiebre e incontinencia fecal y diarrea. La calidad de vida de adultos y niños con EII es peor que la de las personas sanas. La literatura científica reconoce que la calidad de vida de adultos y niños con EII es peor que la de las personas sanas. Un metanálisis de 2018 ofrece evidencias robustas de que el impacto de estas enfermedades afecta a su educación, empleabilidad, capacidad de socialización y otras actitudes interpesonales como la sexualidad, la intimidad y la satisfacción personal. En esta jornada, se realiza en todo el mundo una jornada de concientización, bajo el hashtag #worldIBDday.
Bajo el concepto de Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) se incluyen un grupo de enfermedades crónicas del intestino que son la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa y la EII inclasificable. Se trata de enfermedades mediadas por la inmunidad (como la artritis reumatoidea, la psoriasis o el lupus), en las que nuestro organismo presenta una respuesta inflamatoria exagerada y autoperpetuada a nivel del intestino dirigida contra la microbiota intestinal. Se trata, pues, de enfermedades crónicas, que se desarrollan fundamentalmente en la adolescencia o primera edad adulta (si bien pueden aparecer en edad infantil o incluso en la vejez) y que a día de hoy todavía no tienen curación. La pandemia ha comportado cambios en muchos aspectos de nuestras vidas. En el ámbito sanitario, el miedo a consultar a centros sanitarios ha comportado que muchas enfermedades (no solo la EII) se diagnostiquen con mayor demora o que los pacientes consulten más tarde de lo que lo hubiesen hecho normalmente por empeoramiento de la enfermedad ya diagnosticada. En este sentido cabe destacar que España dispone de un elevado número de hospitales con unidades multidisciplinares dedicadas a la atención de la EII, lo cual garantiza una calidad asistencial puntera a nivel mundial. Por otra parte, la EII per se no implica un mayor riesgo ni un peor pronóstico para desarrollar Covid-19, siempre que la enfermedad esté inactiva.
* En el ámbito sanitario, el miedo a consultar a centros sanitarios ha comportado que muchas enfermedades (no solo la EII) se diagnostiquen con mayor demora
Los pacientes de EII conviven con una realidad que para muchas personas es un tabú: necesitan tener, en todo momento, un baño disponible. La mayoría de la gente prefiere no tener que evacuar en un aseo fuera de su casa, pero las personas con EII no tienen opción. Por eso, la mayoría de personas comparten un sentimiento de frustración por depender de un aseo y tener una enfermedad que les hace imposible controlar sus necesidades. Y a esta frustración se le suma que los baños públicos no siempre cumplen con unos mínimos de privacidad, seguridad y accesibilidad, lo que ahonda aún más en el impacto psicológico. El psicólogo Guido Corradi, investigador del Departamento de Psicología de la Universidad Camilo José Cela, ha desarrollado (junto a su compañero de facultad Eduardo García-Garzon y Juan Ramón Barrada, colega de la Universidad de Zaragoza) una escala para medir la percepción de los baños públicos. Este trabajo no solo es insólito para él, ya que su investigación anterior se encamina hacia la psicología de la moral, de la estética y las preferencias visuales; sino para la comunidad científica. “En otros campos siempre te encuentras los artículos de referencia, tiras de ese hilo y vas llegando. Pero aquí no existía esto, así que decidí lanzarme al río”, explica el experto.
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