U
n informe de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) publicado la semana pasado alertó la presencia por la primera vez en el país de unas “súper bacterias” resistentes a los antibióticos, que hacen que el panorama de esta problemática de salud sea “sombrío”, al punto de amenazar con convertirse en “una nueva pandemia”. La resistencia microbiana es un tema de extrema preocupación en el país y el mundo desde hace tiempo, ya que la posibilidad de que haya infecciones que no respondan a los tratamientos conocidos amenazan con llevar la medicina a una era “pre antibióticos”, lo que podría generar millones de muertos. La búsqueda de soluciones de este drama apunta por un lado a buscar formas no abusivas de estos fármacos, una de las razones de la aparición de estas bacterias. Por otro, la ciencia quiere encontrar alternativas farmacológicas, para los cuales investigan las formas en que se producen y desarrollan las bacterias y la resistencia. En este camino, una reciente investigación realizada en Israel dio con el mecanismo con que las bacterias replican su ADN, y les permiten multiplicarse en el cuerpo. En este punto, es clave el llamado “un inhibidor del crecimiento bacteriano, el producto génico T5.015”, que se une a otra proteína, la Ung, y usa su actividad para “escindir selectivamente el ADN que contiene”. Tal escisión, afirma el ensayo, “detiene la replicación del ADN bacteriano y también previene la división bacteriana”, lo que podría combatir una potencial infección, incluyo una resistente, ya que revela “un mecanismo de discriminación de ADN propio versus extraño”. El adelanto fue publicado en Proceeding of the National Academy of Sciences (PNAS) y abre una esperanza respecto del combate de esta problemática.
El estudio, al que tuvo acceso MIRADA PROFESIONAL, fue desarrollado por un grupo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv, en Israel. En este sentido, su importancia radica en abrir la puerta a una forma alternativa de combatir bacterias evitando su replicación. “El estudio de las interacciones de los virus bacterianos (fagos) con sus huéspedes bacterianos puede conducir a una mejor comprensión de los mecanismos bacterianos y, en consecuencia, permitir una mejor manipulación de los patógenos bacterianos”, afirmaron los investigadores. Este punto es clave para buscar una alternativa a los antibióticos cuando aparecen las bacterias resistentes. “El bacteriófago aprovecha la necesidad de reparación del ADN bacteriano, mientras que el bacteriófago en sí no necesita este tipo específico de reparación”, dijo el profesor Udi Qimron, uno de los autores principales del estudio. “De esta forma el bacteriófago destruye la bacteria sin sufrir ningún daño”, según declaraciones al The Jerusalem Post. Qimron agregó que la capacidad de distinguir “entre uno mismo y los demás es de enorme importancia en la naturaleza y en diversas aplicaciones biológicas”. Así, por ejemplo, “todos los mecanismos antibióticos identifican y neutralizan bacterias únicamente, con un efecto mínimo en las células humanas. Otro ejemplo es nuestro sistema inmunológico, que está orientado hacia el daño máximo a factores extraños, con una mínima autolesión”. La resistencia de las bacterias a los antibióticos es un desafío al que se enfrentan muchos científicos en la actualidad. Los investigadores de la Universidad de Tel Aviv afirman que una posible solución para este problema radica en una mayor investigación del proceso descubierto, y lo más importante es comprender los “mecanismos de los bacteriófagos para apoderarse de las bacterias como base para el desarrollo de nuevas herramientas para combatir los patógenos bacterianos”, informó la casa de estudios.
La resistencia a los antibióticos es un problema de salud mundial, al punto que se espera que en años siga avanzando, más allá de los esfuerzos que hacen los organismos sanitarios. Al punto sucederá esto, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que para el año 2050 en el mundo habrá “más muertes relacionadas con ‘súper bacterias’ resistentes que por cáncer”. De hecho, la OMS estima que, para ese no tan lejano 2050, la resistencia a antibióticos será “la principal causa de muerte en el planeta”. En el país, se crearon varias comisiones y organismos para luchar contra este problema, buscando por un lado evitar el abuso de los tratamientos, y por otro buscar alternativas terapéuticas. En cuanto al estudio israelí, que abre la puerta a una nueva forma de combatir estas bacterias, los responsables resaltaron que “especulamos que el fago usa esta proteína para causar selectivamente la escisión del ADN del huésped, que posee más uracilos mal incorporados que el del fago”. “Esta proteína también puede mejorar la utilización del fago de los recursos disponibles en la célula infectada, ya que detener la replicación ahorra nucleótidos y detener la división celular mantiene a ambas hijas de una célula en división”, recalcaron. “Descubrimos que las variantes bacterianas ‘inmunes’ simplemente dejaron de reparar su ADN en formas que son vulnerables al ataque de bacteriófagos, evadiendo así el mecanismo destructivo del bacteriófago. Al arrojar más luz sobre las formas en que los bacteriófagos atacan a las bacterias, nuestros hallazgos pueden servir como una herramienta en la batalla interminable contra las bacterias resistentes a los antibióticos “, concluyó Qimron.