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esde el año 2018, está autorizado en el país el uso de la droga liraglutida, un medicamento análogo del péptido-1 similar al glucagón, para combatir la obesidad en adultos. El fármaco tiene un 97 por ciento de similitud con el GLP-1 humano, una hormona que el organismo produce y libera en el intestino ante la ingesta de alimentos y actúa sobre los receptores del cerebro que controlan el apetito y la saciedad. En estos días, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) amplió el uso del tratamiento para adolescentes, entre los 12 a los 18 años. “Esta medicación ya estaba disponible desde 2018 en nuestro país para su uso en adultos, desde los 18 años, pero ahora recibió esta nueva autorización para ser indicada en adolescentes, un grupo en el cual son escasas las herramientas para abordar una enfermedad tan compleja como la obesidad. Existía una clara necesidad de mejores estrategias terapéuticas”, sostuvo Enrique Berner, médico pediatra, Jefe del Servicio de Adolescencia del Hospital Cosme Argerich. En los últimos 20 años, destacaron los especialistas, la prevalencia global de obesidad en niños y adolescentes se duplicó pasando de 1 en 10 a 1 en 5; más de 124 millones de niños y adolescentes tienen obesidad en el mundo y se calcula que hasta el 90 por ciento de los adolescentes con obesidad posee altas chances de perpetuar su enfermedad en la adultez, con riesgo aumentado de desarrollar antes de tiempo complicaciones asociadas al exceso de peso, tales como enfermedad cardiovascular o diabetes tipo 2.
En los últimos 20 años, destacaron los especialistas, la prevalencia global de obesidad en niños y adolescentes se duplicó
La aprobación de la indicación en adolescentes está respaldada por la evidencia que arrojó un estudio de Fase III publicado en The New England Journal of Medicine, que midió durante 56 semanas el efecto de liraglutida contra placebo en 251 adolescentes de entre 12 y 17 años, junto con 12 semanas de terapia sobre hábitos de vida, que incluyó educación nutricional y la realización de actividad física orientada a la pérdida de peso, además de 26 semanas de seguimiento posteriores a la finalización del estudio. El objetivo principal era evaluar cambios en el índice de desvío estándar del IMC (índice de masa corporal) a la semana 56. “En personas con sobrepeso y obesidad, la administración de este análogo del GLP-1 que se administra en forma inyectable mediante una lapicera prellenada mimetiza el mecanismo natural que se produce en el cuerpo humano, promoviendo más saciedad y control del apetito, lo que resulta en una menor ingesta de alimentos y la consecuente pérdida de peso”, explicó por su parte Miriam Tonietti, presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición.
En la Argentina, según los datos de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud realizadas por el Ministerio de Salud de la Nación, más del 41 por ciento de los niños, niñas y adolescentes en la Argentina tienen problemas de sobrepreso u obesidad. Además, Argentina es uno de los 20 países en el mundo que, según las proyecciones de Unicef, en el año 2030 podría superar los 2 millones de niños, niñas y adolescentes con elevados índices de masa corporal. “Esta realidad hace necesario un abordaje, desde las etapas más tempranas, del cuidado del peso corporal y esta medicación puede contribuir al manejo de la obesidad en el marco de un programa integral y personalizado. Erróneamente, suele asociarse a la obesidad con la falta de voluntad, pero en realidad es una enfermedad crónica, progresiva y multicausal, en cuyo desarrollo intervienen mecanismos biológicos y hormonales, la genética, lo conductual, el estilo de vida, el entorno, aspectos socioeconómicos y el manejo de emociones. Es un desafío abordarla en forma integral y a largo plazo para que la persona logre bajar de peso, alcanzar un peso saludable y sostenerlo en el tiempo”, agregó Berner. La obesidad está asociada al desarrollo de más de 60 condiciones de salud potencialmente severas. Además, hoy se sabe que incrementa el riesgo de complicaciones por COVID-19, incluyendo la necesidad de hospitalizarse. “El tratamiento de la obesidad requiere del soporte familiar en su conjunto, así como también la participación de un equipo multidisciplinario de salud, pero, sin lugar a dudas, si van a utilizarse medicamentos de prescripción, se requiere que estos sean indicados por un médico que haga luego un seguimiento del paciente en el tiempo”, subrayó la doctora Tonietti.
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