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l 12 de octubre del 2017, miles de farmacéuticos abrazaron el edificio de tribunales, en Capital Federal, donde funciona la Corte Suprema de Justicia. Ese día, las voces de una profesión tan cercana a la salud de la población hizo sentir su reclamo, y rechazó que la farmacia sea un “negocio más”. La histórica jornada marcó un punto de inflexión en la historia sanitaria reciente, cuando una profesión se rebeló contra el poder político y económico. Dijo basta. Casi cuatro años después, cuando el ruido de aquella protesta es una bruma borrosa, que apenas se escucha, otra es la historia. El máximo tribunal de justicia le cerró la puerta a la cadena Farmacity y a cualquier “farma shopping”, en un fallo que es fruto de esas y muchas luchas, de 10 años de batallar contra el avance de un negocio que se volvió una amenaza contra las farmacias y lo que representan: un sistema de salud con una mirada social. “Hemos luchado contra un titán, para defender el futuro de esta profesión”, recuerda María Isabel Reinoso, presidenta del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Buenos Aires, quien festejó el fallo que cierre esta historia. La dirigente remarcó que “es otra jornada histórica, llena de emociones, porque luego de 10 largos años se estableció con un fallo categóricos, contundente y sanitario”. En un emotivo video (ver aparte), Reinoso hizo un balance de esta lucha, un proceso que terminó con un claro triunfo de la profesión farmacéutica. “El fallo estableció que somos los únicos que pueden ser propietarios de farmacias, y también estableció que la farmacia siga siendo un servicio de utilidad pública y constituye una extensión del servicio de salud, que deben estar distribuidas racionalmente”.
Después de tanta lucha, podemos decir que se hizo justicia, y que en la provincia de Buenos Aires la salud está por encima de los negocios
El rechazo de la Corte Suprema de Justicia fue fundamentado por los jueces Elena Highton de Nolasco, Ricardo Lorenzetti y Martín Irurzun (nombrado para esta causa porque los jueves Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti se excusaron), mientras la jueza Mirta Gladis Sotelo de Andreu votó en disidencia. Sorpresivamente Juan Carlos Maqueda no votó. Los argumentos esgrimidos por los ministros giraron en torno de la constitucionalidad de la norma vigente, que establece que las sociedades anónimas no pueden ser dueñas de farmacias, y la potestad de las provincias de dictar sus normas. Además, como consecuencias de las audiencias públicas, se destacó el valor sanitario de los mostradores. En este sentido, luego de conocerse el fallo, Reinoso se tomó un tiempo para gradecer a tantos sectores que apoyaron la lucha de los farmacéuticos, en especial en momentos que el poder político silenciaba esta lucha. “Estoy emocionada porque fueron muchos años de lucha, porque tuvimos que vencer barreras para ser escuchados y hoy se hizo justicia”, recordó. En ese punto, la larga lista de agradecimientos de la dirigencia va desde el fiscal del estado bonaerense Hernán Gómez hasta el Defensor del Pueblo Guido Lorenzino y “todas las instituciones que se presentaron a favor de la ley 10.606, de la provincia de Buenos Aires, de la profesión farmacéutica, que trabaja todos los días del año aplicando vacunas, dispensando medicamentos, aconsejando a quienes tienen una enfermedad”. En las audiencias, los “amicus curiae”, respaldaron la postura de las farmacias, incluyendo la Federación Farmacéutica Internacional (FIP), la entidad rectora del sector, que se metió en esta disputa, mostrando la importancia para el país y el mundo.
A partir de este fallo, se abre una nueva era, que marca que “el profesional farmacéutico es el que garantiza que la dispensa de los medicamentos, principal herramienta terapéutica para prevenir enfermedades y salvar vidas, y sea entregado en mano por este profesional”. “Después de tanta lucha, podemos decir que se hizo justicia, y que en la provincia de Buenos Aires la salud está por encima de los negocios, de un empresario que buscó usar su poder e influencia para incrementar sus ganancias”, ratificó Reinoso. La idea de ponerle un freno a esta mirada mercantil de la salud es un gran avance, en especial en momentos que la pandemia puso en discusión el sistema de salud y la necesidad de garantizar la atención de la población, más allá de los negocios. Además, otra forma de ver esta etapa que se cierra es que “vale la pena pelear”, como suele decirse en estos casos. En ese punto, Reinoso recordó no sólo a los farmacéuticos de cada filial del país, sino además a los vecinos, a los concejales que aprobaron más de 100 ordenanzas en todo el territorio bonaerense respaldando a sus farmacias de barrio, y rechazando la mercantilización de la salud. “Nunca más la utilización del poder político para destrozar una profesión, defendamos la salud de la gente”, concluyó la dirigente, que deja atrás una era de incertidumbre. Con el tiempo, cuando los ruidos de estas luchas queden en el recuerdo, miles de farmacéuticos, de sus familias, de sus vecinos, podrán decir que ellos fueron parte de esto. De esta gesta por la salud y el medicamento como bien social. Que dieron la pelea, con las únicas armas de la convicción. Y lograron vencer, para bien de toda su comunidad.
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