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n el marco de la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antibióticos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la resistencia a los antimicrobianos es “una de las 10 principales amenazas de salud pública a las que se enfrenta la humanidad”, y recalcó que está generando la aparición de nuevas bacterias resistentes de enfermedades que se creían controladas. Este flagelo no solo pone en riesgo la vida, sino que “además de muerte y discapacidad, la prolongación de las enfermedades se traduce en estancias hospitalarias más largas, la necesidad de medicamentos más caros y dificultades financieras para las personas afectadas”, ha indicado la OMS. Para entender esa dimensión, basta mirar de manera aleatoria tres enfermedades: tuberculosis, lepra y gonorrea, aparentemente muy disímiles entre ellas, pero que tienen bastantes cosas en común, como el hecho de ser muy antiguas, transmisibles, eje de discriminación y estigmatización y que, si bien son curables con tratamiento antibiótico, hoy se enmarcan dentro de esa preocupación por la salud pública a nivel global. Tanto la lepra, producida por la bacteria Mycobacterium leprae, como la tuberculosis, causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis o bacilo de Koch, o la gonorrea, cuyo descubrimiento de la bacteria causante se debe al médico alemán Albert Ludwig Sigesmund Neisser, tienen altas tasas de resistencia a los antibióticos, y su tratamiento se hace cada vez más difícil.
La problemática deriva de la resistencia bacteriana que en los últimos años ha aumentado, y de un mayor número de casos registrados en tiempos de pandemia por la Covid-19
Cada día, 4 mil personas en el mundo pierden la vida debido a la tuberculosis, y 28 mil se infectan con este bacilo, explicó Guillermo Gonzalvez, asesor en prevención y control de enfermedades de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), oficina Colombia. En el marco del encuentro científico ‘Tuberculosis (TB) resistente a fármacos en Colombia’, en una alianza entre el Ministerio de Salud y Protección Social, la Asociación Colombiana de Infectología (ACIN) Capítulo Central y la OPS, el experto reconoció también cómo se han salvado más de 63 millones de vidas desde el año 2000, gracias a la estrategia mundial contra la TB. No obstante, cada día hay más desafíos frente a esta enfermedad, que se creía controlada y ahora es catalogada como reemergente; por eso, en marzo 24 de 2021, en el I Conversatorio sobre ‘Conmemoración de la lucha contra la tuberculosis en Colombia’ se analizaron los avances y desafíos en la prevención y control de la TB, y se reforzó el lema “El tiempo avanza. Todos somos parte de la solución”. La problemática deriva de la resistencia bacteriana que en los últimos años ha aumentado, y de un mayor número de casos registrados en tiempos de pandemia por la Covid-19, según reportes oficiales del Instituto Nacional de Salud (INS), dado que la TB es altamente contagiosa y el contacto estrecho derivado de las cuarentenas y una mayor convivencia, a veces en medios inhóspitos, parece acelerar la transmisión del bacilo.
En el documento “Estimaciones mundiales y regionales de la prevalencia e incidencia de cuatro infecciones de transmisión sexual curables”, incluido en el Boletín de la OMS en línea (2019), para socializar más la información y llamar atención sobre el tema, se indica que “entre los más de 30 virus, bacterias y parásitos que se sabe se transmiten por contacto sexual, ocho se han vinculado a la máxima incidencia de enfermedades de transmisión sexual. De esas ocho infecciones, cuatro son actualmente curables: sífilis, gonorrea, clamidiasis y tricomoniasis”. En el caso de la gonorrea, esta se considera la segunda ITS causada por bacterias más frecuente en el mundo y entre todas las ITS, la más resistente a los antibióticos, lo que “representa una amenaza creciente para la salud mundial y, en último término, podrían hacer que fuera imposible tratarla”. En cuanto a la lepra, solo en 2017, se registraron 211 mil nuevos casos en el mundo y algunos de ellos progresaron llevando a los pacientes a diversos grados de discapacidad y deformidad. La alta tasa de resistencia a los medicamentos para tratarla es una de las causas para que se llegue a las complicaciones, y su forma de transmisión (a través de las gotitas que se expulsan de la boca o la nariz, por medio de contactos cercanos y frecuentes con personas que no han recibido tratamiento) explica por qué no ha sido posible ‘un mundo sin lepra’, como consigna la Estrategia mundial para la lepra 2016–2020, de la OMS.