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n marzo del 2019, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó el uso del primer tratamiento específico para la atrofia muscular espinal (AME), una enfermedad neurodegenerativa infrecuente que afecta a las neuronas motoras y que en el país la sufren unos 400 niños. Por su elevado costo –muchos lo consideran el fármaco más caro del mundo –es muy difícil de conseguir, por lo cual el Ministerio de Salud realizó una compra pública para garantizar su acceso. Es que más allá del valor, los resultados de su aplicación en la calidad de vida de los pacientes son notables. Ahora, un estudio argentino combinó el medicamento con otro producto, usado para tratar cuadros de epilepsia, y logró mejorar su efectividad. En estudios in vitro, se combinó el nusinersen (nombre genérico) con ácido valproico, logrando mejorar los efectos. "Nosotros trabajamos en un fenómeno (celular) que se llamado ‘splicing alternativo’ que hace que cada gen pueda codificar más de una proteína y la AME es una enfermedad hereditaria que altera este mecanismo, produciendo insuficientes cantidades de la proteína SMN”, dijo a la agencia Télam el biólogo molecular y director del proyecto de investigación, Alberto Kornblihtt. "El uruguayo Adrián Krainer ya diseñó una terapia que permite corregir ese defecto y mejorar muchísimo la condición de los pacientes. Nosotros investigamos el mecanismo en profundidad y descubrimos que se puede agregar otro medicamento, que permite que fármaco sea más eficiente", agregó.
En estudios in vitro, se combinó el nusinersen (nombre genérico) con ácido valproico, logrando mejorar los efectos
El avance es tan importante que mereció ser tapa de la revista Cell, una de las revistas más importantes y exigentes en biología. El estudio es “fascinante”, comentó el genetista y biólogo molecular estadounidense Phillip Sharp, Nobel de Medicina de 1993 e investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos. “Abre nuevas preguntas fundamentales sobre la actividad de los genes y las relaciona directamente a los tratamientos médicos actuales”, afirmó. La atrofia muscular espinal afecta a 1 de cada 10 mil nacimientos a nivel mundial. En esta patología, mutaciones o fallas en el gen SMN1 impiden la fabricación de la proteína SMN sin la cual las neuronas motoras no pueden funcionar con normalidad. Como consecuencia, los pacientes experimentan una pérdida progresiva de la fuerza muscular que puede afectar actividades esenciales como sostener la cabeza levantada, hablar, respirar, caminar y tragar. Lo que Spinraza hace es corregir el splicing alternativo del gen SMN2 y aumentar la inclusión en el ARN mensajero del exón 7, que es una pieza fundamental para la fabricación de la proteína SMN. Ahora, tal como describe la revista Cell, los investigadores argentinos y colaboradores crearon una terapia combinada que incrementa la capacidad de Spinraza para incluir exones 7 en el ARN mensajero del gen SMN2 y producir así más proteínas SMN de longitud completa. Como todos los genes, el gen SMN2 se encuentra dentro de un apasionante complejo arquitectónico de ADN empaquetado por proteínas llamadas histonas dentro del núcleo celular, y que en conjunto conforman la cromatina, destacó Luciano Marasco, investigador del CONICET en el grupo de Kornblihtt y primer autor del estudio que llevó adelante como parte de su tesis doctoral, aprobada con un “sobresaliente”.
Aunque hay diferentes tipos de AME, determinados por la gravedad de la patología y el momento de aparición de los síntomas, esta enfermedad se caracteriza por una progresiva pérdida de la fuerza muscular y puede afectar la posibilidad de hablar, caminar, tragar y hasta de respirar. Hasta fines de 2016, los tratamientos disponibles para AME eran únicamente de sostén, y no había ninguna terapia farmacológica que permitiera frenar o ralentizar el avance de la enfermedad. Pero ese año apareció Spinraza, aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) en 2016 y por la ANMAT en 2019. Consiste en un “oligonucleótido antisentido sintético”, un fragmento de ácido nucleico artificial que, una vez ingresado a las células del paciente, mejora la producción de las proteínas SMN a partir del gen SMN2 y compensa así la función fallida del gen SMN1. Por su parte, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Daniel Filmus calificó como "un orgullo argentino" el resultado de esta investigación y destacó "dos cualidades fundamentales" de la relación ciencia-sociedad. "Una es el talento de sus investigadores cuando el Estado genera las condiciones para poder desarrollarlas y la segunda es la capacidad de demanda, -incluso directa- de nuestra sociedad civil que no todos los países la tienen", dijo.
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