E
l uso indiscriminado de antibióticos en los sistemas de salud fomenta la aparición de las bacterias resistentes a estos medicamentos, uno de los temas más importantes en materia de salud pública. Desde hace tiempo que los especialistas y entidades sanitarias insisten en la necesidad de tomar medidas concretas para frenar estos brotes, que pueden llevar a la salud pública a estadios previos a la creación de esos fármacos. En este sentido, en este tiempo se conoció el mayor estudio de prevalencia puntual en uso de antibióticos realizado en Latinoamérica, que evaluó la prescripción a 5.444 pacientes hospitalizados en diversos países, y dio como resultado una alarmante advertencia: el uso de estos tratamientos a nivel regional es más elevada que el promedio mundial, lo que aumenta el peligro. El trabajo detectó “alto uso de antibióticos hospitalarios, prescripción exagerada de antimicrobianos de alto espectro y tratamientos empíricos a pesar de no tener problemas de acceso a laboratorio microbiológico”, por lo cual los autores resaltan la necesidad “urgente de promover y fortalecer los programas de optimización de antimicrobianos en Latinoamérica”. El trabajo, que contó con el aval de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), involucró especialistas de varios países; abarcó 33 hospitales, 10 en Cuba, 7 en Paraguay, 6 en El Salvador, 5 en México y 5 en Perú, y utilizó una metodología adaptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que permite realizar el estudio en tres semanas.
Comparados con otros estudios mundiales vimos mayor uso de antibióticos que deberían tener un uso menor porque generan impacto en la resistencia antimicrobiana y en los costos
Para el análisis, que se publicó en la web del sitio Medscape en Español, se dividió al hospital en áreas: médica, quirúrgica, cuidados intensivos, ginecología y obstetricia, alto riesgo y mixta. Todas las camas de cada área (por ejemplo, cirugía general) fueron encuestadas en un solo día, pero a lo largo del periodo se fueron evaluando diferentes departamentos. "Esta modificación metodológica es clave para países de bajos y medianos recursos donde no hay un ejército de investigadores disponibles", indicó al respecto Gabriel Levy Hara, jefe de Infectología del Hospital Durand, en Buenos Aires, Argentina, y autor correspondiente del artículo. Los investigadores cargaban en una aplicación en celulares o tabletas portátiles provistas por la OPS los antibióticos prescritos (fármaco, dosis, intervalo, vía de administración), el tipo de indicación (tratamiento o profilaxis), orientación para el tratamiento (empírica o adaptada a los hallazgos microbiológicos), diagnóstico, resultados microbiológicos y cumplimiento de las guías de práctica clínica. "Cincuenta y cinco por ciento de los pacientes estaba recibiendo al menos un antibiótico, con variaciones entre hospitales y países. Comparados con otros estudios mundiales vimos mayor uso de antibióticos que deberían tener un uso menor porque generan impacto en la resistencia antimicrobiana y en los costos. Esto es lo primero que urge corregir", agregó el especialista.
Según se resumió, la clase de antibióticos más utilizada (26,8 por ciento) fueron cefalosporinas de tercera generación, seguida de carbapenémicos (10,3 por ciento) y fluoroquinolonas (8 por ciento). Los carbapenémicos se usaron con mayor frecuencia en México y Perú, y se prescribieron con menos frecuencia en Cuba y Paraguay. En Cuba también hubo menor uso de glucopéptidos mientras que en Paraguay de cefalosporinas de tercera generación. De forma general, la prescripción de cefalosporinas de tercera generación y carbapenémicos fue mayor que en otros estudios previos, pero los autores no lo atribuyen a un aumento en las tasas de resistencia en los bacilos gramnegativos elevadas en la región. "Salvo los hospitales de Paraguay, donde hubo más uso de antibióticos que podríamos catalogar de primer acceso o primera línea, vimos un predominio de uso de antibióticos que deberían estar vigilados sin evidencias de que las resistencias lo justifiquen", afirmó Hara. "Creo que es un muy buen trabajo, utiliza una metodología conocida y validada y tiene un impacto importante porque fue guiado por representantes de la OPS. Incluye países donde hay poca información, ofrece un panorama global de la situación e identifica oportunidades de mejora", comentó por su parte Wanda Cornistein, jefa del Servicio de Control de Infecciones y directora de la maestría en Prevención y Control de Infecciones del Hospital Austral, en Buenos Aires, Argentina. Otra deficiencia registrada por el estudio fue ver que la mayoría de los tratamientos fue empírica. Menos de la mitad (44,3 por ciento) solicitó estudios microbiológicos antes de iniciar el tratamiento antibiótico, siendo los hospitales cubanos (19,6 por ciento) y paraguayos (27,6 por ciento) los que mostraron las cifras más bajas. Los tratamientos dirigidos se lograron en apenas 17,3 por ciento de los casos, siendo mayores para los hospitales mexicanos (27,4 por ciento). En la investigación también se observaron los patrones de uso de antibióticos según la clasificación de Acceso, Vigilancia y Reserva (AWaRe) de la OMS en la que 258 antibióticos son agrupados teniendo en cuenta el impacto en la resistencia a los antimicrobianos. La OMS propone que 60 por ciento del consumo de un país sea del grupo de acceso en el que se incluyen antibióticos con amplia variedad de patógenos susceptibles y menor potencial de resistencia que los antibióticos en los otros grupos.
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