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a posibilidad que el coronavirus responsable de la actual pandemia sea responsabilidad de un contagio con murciélago generó mucho recelo sobre estos animales, que científicos argentinos afirman son importantes para sostener el equilibrio de los ecosistemas. En el contexto del Día Mundial de la Zoonosis, que se conmemora hoy miércoles, estos investigadores presentaron un estudio donde confirmaron que se detectaron 35 nuevos virus en restos de heces de murciélagos que habitan el país, y que si bien son potencialmente peligrosos no están por este momento circulando entre los humanos. El trabajo lleva a un “reordenamiento de la taxonomía donde se dilucidan nuevas relaciones evolutivas entre las familias virales, llegando en algunos casos a establecerse ancestros comunes”. Los murciélagos cumplen un rol ecológico fundamental como polinizadores y como controladores de la población de insectos, sin embargo, también actúan como reservorios de virus, muchos de los cuales pueden infectar humanos, como el SARS-CoV-2. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay en estos momentos unas 200 enfermedades zoonóticas, que son responsables de que se pierdan el 20 por ciento de la producción animal, entre otros problemas.
Este trabajo de carácter multidisciplinario fue publicado en la revista Microorganisms y contó con la colaboración de científicos del Instituto de Investigaciones de Biodiversidad Argentina (PIDBA, UNT), de integrantes del Programa de Conservación de los Murciélagos de Argentina (Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Ángel Gallardo”) y de investigadores del Instituto de microbiología e inmunología de la Universidad de Ljubljana en Eslovenia. Elisa Bolatti, investigadora del CONICET y primera autora de la publicación, destacó que “el espíritu de nuestro trabajo es conservacionista, queremos recalcar la importancia de los murciélagos en el ecosistema y no estigmatizarlos más”. Por su parte, Adriana Giri resaltó que esto ocurre porque “los murciélagos han evolucionado un sistema inmunológico impresionante, que les permite controlar estas infecciones virales sin enfermarse, pudiendo transportar y diseminar los virus”. Luego, “por la invasión del ser humano de las fronteras silvestres se ponen en contacto especies que naturalmente no tendrían interacción” indica Bolatti, y precisa: “Entonces, un murciélago puede estar en contacto con un huésped intermediario como son los animales domésticos o de cría y ahí se producen los eventos zoonóticos”. “Para poder prevenir estos eventos primero tenemos que conocer qué virus llevan los animales que están en contacto con los humanos”, declara Giri.
* Los murciélagos han evolucionado un sistema inmunológico impresionante, que les permite controlar estas infecciones virales sin enfermarse, pudiendo transportar y diseminar los virus
Según explicaron los investigadores del CONICET, de las heces de los murciélagos se extrae ADN, que son las moléculas que permitirán identificar los virus que estaban presentes en el animal. Entonces, Bolatti y las muestras de ácidos nucleicos volaron a Eslovenia donde serían analizadas con técnicas de secuenciación de nueva generación (NGS, por sus siglas en inglés). Según Giri, las NGS “son una herramienta ideal para el descubrimiento de virus” porque permiten la lectura de millones de fragmentos de ADN en forma masiva y paralela, luego esas secuencias son analizadas con programas bioinformáticos que logran rearmar los genomas virales completos presentes en las muestras. “Con el uso de esta metodología, en los últimos cinco años explotó la biodiversidad viral” afirma Giri. Es interesante como el conocimiento de esta diversidad ha llevado a un cambio de paradigma donde “ya no solo se considera a los virus como patógenos, sino también como actores en los equilibrios ecológicos de un determinado microambiente”, señala. La mayor información lleva también a un reordenamiento de la taxonomía donde se dilucidan nuevas relaciones evolutivas entre las familias virales, llegando en algunos casos a establecerse ancestros comunes. Con este trabajo, se suman treinta y cinco nuevos integrantes al basto universo de la biodiversidad viral que las investigadoras clasifican en seis familias diferentes. “Una de ellas tiene virus que son patogénicos para humanos, los parvovirus”, indica Bolatti, sin embargo, aclara: “no podríamos decir que los virus que encontramos son de potencialidad zoonotica”.
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