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a neuromielitis óptica es un trastorno del sistema nervioso central que afecta principalmente los nervios del ojo (neuritis óptica) y la médula espinal (mielitis). La neuromielitis óptica también se denomina trastorno del espectro de la neuromielitis óptica o enfermedad de Devic. Por su incidencia –cinco de cada 100 mil personas –es considerada una enfermedad poco frecuente o rara, como se la suele llamar. Hasta ahora, el país no tenía un tratamiento específico para esos pacientes, que sufren la falta de un diagnóstico específico. Esta semana, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó el primer fármaco conocido como Satralizumab, recientemente salido al mercado para esta rara patología. Según informaron sus promotores, el medicamento actúa contra la interlequina 6, una proteína de actividad antiinflamatoria, y es un anticuerpo monoclonal indicado para personas mayores de 12 años. La aplicación es de forma subcutánea, a través de una inyección mensual. En base a los datos de los ensayos clínicos, se redujo un 75 por ciento el riesgo global de recaídas en los pacientes que recibieron la intervención. "Apunta a regular al sistema inmune en un aspecto donde no está funcionando del todo bien sin afectar otros factores de este sistema tan esencial en el organismo de las personas", detalló el coordinador del CEMIC Juan Ignacio Rojas, que destacó los beneficios del visto bueno del ente regulador.
Entre los síntomas de esta enfermedad se pueden enumerar: fatiga, dolor, debilidad muscular, imposibilidad para caminar y ceguera
Con la llegada del primer tratamiento aprobado para la neuromielitis óptica, la Argentina logró un importante avance en materia de neurología óptica. Según los especialistas, esta patología provoca daños en los nervios del ojo y en la médula espinal, los cuales se acumulan a través de las recaídas: a 5 años del diagnóstico más del 60 por ciento ha perdido la visión y más del 50 por cinto requiere silla de ruedas. Uno de los problemas existentes es la carencia de tratamientos específicos y de un conocimiento extendido tanto en la comunidad como entre los médicos. Es por este motivo que, el 40 por ciento de los pacientes con esta enfermedad recibe un diagnóstico erróneo en algún momento de su camino hacia el acertado. “El organismo reconoce algo propio como si fuese extraño y se genera una respuesta inflamatoria (conocida como recaída o brote) contra esa estructura. Si no se controla al sistema inmune, este proceso tiene altas probabilidades de repetirse”, agregó Rojas. Según el experto, entre los síntomas de esta enfermedad se pueden enumerar: fatiga, dolor, debilidad muscular, imposibilidad para caminar y ceguera. “Se trata de una afección caracterizada por las recaídas o brotes, que pueden generar un daño irreversible y discapacidad. Las recaídas pueden generar daño neurológico irreversible y acumulativo, provocando una limitación en las capacidades de la persona”, resaltaron. “Las inflamaciones o recaídas pueden ser muy severas, con poca recuperación en algunos pacientes, por eso se la considera una enfermedad que puede ser, en algunas situaciones, muy incapacitante llevando a algunas personas afectadas a necesitar una asistencia para deambular al poco tiempo de haber comenzado con la patología”, resaltó Rojas.
Aunque se desconoce la causa de la enfermedad, los investigadores lograron determinar que la respuesta autoinmune contra los nervios ópticos y contra la médula espinal es propiciada por una proteína llamada interleuquina 6 (1L-6). Tal fue su hallazgo que, en la actualidad, ésta ya es considerada como uno de los factores desencadenantes de la neuromielitis óptica. Entre los aspectos más relevantes de este medicamento se encuentra que el mismo paciente puede aplicárselo mediante una inyección subcutánea mensual, con lo cual el fármaco además colabora con la autonomía e independencia de la persona. Según indicó el experto, en los ensayos clínicos que permitieron su aprobación se evidenció una reducción del 75 por ciento el riesgo global de recaídas en el grupo de pacientes que recibió esta intervención. “Entramos con satralizumab en un escenario de control de la enfermedad dirigido de forma más inteligente, ya que apunta a regular al sistema inmune en un aspecto donde no está funcionando del todo bien sin afectar otros factores de este sistema tan esencial en el organismo de las personas”, detalló Rojas y concluyó: “Evitar que las personas con esta enfermedad tengan recaídas es un beneficio fundamental para que la patología no avance; y hoy entendemos que es el punto central del proceso”.
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