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esde hace muchos años, la ciencia busca desarrollar un método anticonceptivo para hombres, que refuerce el control natal, que por cuestiones culturales siempre estuvo recostado en las mujeres. Como sucedió en los ‘70 con la pastilla anticonceptiva femenina, se espera que lograr un sistema masculino revolucione la sexualidad. El principal proyecto es una vacuna no hormonal, que en estados unidos tuvo algunos traspiés, pero que esta semana dio un paso importante en su versión india. Se trata de Risug, anticonceptivo inyectable que esencialmente daña las colas de los espermatozoides individuales, evitando que fertilicen un óvulo. El procedimiento, se explicó, toma solo unos minutos y puede revertirse en cualquier momento con una inyección de agua y bicarbonato de sodio. Una prueba realizada en 300 voluntarios mostró una efectividad del 97 por ciento, y su efecto puede durar hasta seis meses. Los especialistas argentinos analizaron el sistema, y explicaron sus ventajas y posibles peligros. “En lo que es anticoncepción masculina realmente hay muy poco. Hasta el momento, solo hay preservativos y la opción de la vasectomía”, recordó Patricia Cuaniscú, doctora en Ciencias Químicas e Investigadora del CONICET en el Instituto de Biología y Medicina Experimental. El diseño indio, destacó la especialista, de mostrar esta capacidad de reversión, “podría implicar una revolución para la salud reproductiva y, en específico, un punto de inflexión en el escenario de los métodos de anticoncepción”.
Según informaron medios internacionales, este sistema se administra en los dos conductos deferentes, canales que transportan los espermatozoides una vez que han madurado para unirse a los fluidos seminales y formar el semen. Se administra un anestésico local en el escroto antes de dos inyecciones de la vacuna anticonceptiva. “El diseño indio todavía está en desarrollo, pero es muy promisorio”, destacó Cuaniscú. “Aunque es de administración sencilla, presenta inconvenientes. Se demora unos tres meses hasta llegar al punto de tener cero espermatozoides en el eyaculado y, en ese lapso, el hombre debe realizarse chequeos corrientes de semen, lo cual es muy engorroso. Además, posee un montón de efectos colaterales, de la misma manera que lo tienen todas las hormonas”, remarcó la científica del CONICET. Los espermatozoides, que se producen en los testículos, luego pasan el epidídimo (donde maduran y adquieren la capacidad de moverse) y, por último, atraviesan el vaso deferente camino a la eyaculación. En general, los métodos anticonceptivos buscan afectar algún segmento de este trayecto. “En los métodos no hormonales, en vez de realizar una vasectomía que implica cortar el vaso deferente, se suele realizar una oclusión, una obstrucción del vaso deferente. Una sustancia que impide el transporte de los espermatozoides por el conducto. El gel indio actúa precisamente de esta manera, obstruye la salida hacia el eyaculado y le daña la cabeza y la cola del espermatozoide”, explicó al respecto Cuaniscú
La gran ventaja de este tipo de anticonceptivo es que no es a base de hormonas. Los intentos de desarrollar una píldora anticonceptiva masculina basada en hormonas sexuales han tenido problemas en el pasado, debido a los efectos secundarios en los hombres, incluidos el acné y los cambios de humor, los cuales son problemas comunes con las píldoras para mujeres. Pero también se han reportado otros problemas, como aumento de peso, depresión y aumento de los niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), lo que en consecuencia aumenta el riesgo de enfermedades del corazón, además de una baja efectividad. La otra posibilidad es que los hombres utilicen la vasectomía, que tiene como problema varias cuestiones: además de ser una intervención quirúrgica, en el 50 por ciento de los casos no es reversible. Esto implica que si un hombre quiere revertir su vasectomía (mediante un procedimiento que se denomina vasoanastomosis) con el objetivo de recuperar la fertilidad y volver hacia atrás la cirugía, corre el riesgo de no tener éxito. Según la especialista del CONICET, “al no cumplir con esta condición de reversibilidad, no puede considerarse realmente un método anticonceptivo”. Un dato a destacar y que causa sorpresa es que la formulación utilizada (un polímero que se inyecta como gel), en su origen, era empleada para recubrir tuberías en sistemas de agua. Se lo utilizaba, básicamente, para eliminar bacterias; y, a partir de las pruebas de laboratorio, se demostró que tenían igual éxito con los espermas. En Estados Unidos también ha desarrollado una solución que tiene muchas similitudes con la Risug de la India. Se denomina Vasalgel, se halla en fase de pruebas y, a diferencia de la primera opción, no tiene efectos directos sobre el espermatozoide.