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as glifozinas o inhibidores del SGLT-2 actúan bloqueando la recaptación pareada de sodio y glucosa en el túbulo proximal, promoviendo así la excreción urinaria de glucosa. Son populares para tratar cuadros de diabetes tipo 2. Ahora, dos de estos medicamentos, la dapagliflozina y empagliflozina, podrían ser una alternativa viable para reducir los casos fatales y las internaciones de personas con insuficiencia cardíaca. Así lo asegura un análisis realizado en el país, que será presentado esta semana en el 48° Congreso Argentino de Cardiología (SAC22) que comienza este jueves y se extenderá hasta el sábado. El trabajo, realizado a partir del estudio de unos 20 mil casos, permite afirman que estos medicamentos “redujeron redujo la mortalidad cardiovascular y las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca”. "Estas drogas mostraron un impacto muy significativo en la evolución de nuestros pacientes reduciendo la mortalidad, las hospitalizaciones por descompensación y mejorando la calidad de vida, algo muy deteriorado en personas con IC", dijo Alberto Fernández, médico cardiólogo especialista en insuficiencia cardíaca, que participará como coordinador de la mesa denominada “Heart team en insuficiencia cardíaca. Aplicando el nuevo consenso SAC”, donde mostrarán este trabajo. "Además, evidenciaron un efecto protector renal muy importante. Esto no es menor, si se tiene en cuenta que el deterioro de la función renal está relacionado con la generación de insuficiencia cardíaca y es un agravante de su evolución clínica", agregó. Estos resultados pueden ser un cambio de paradigma en la atención de estops pacientes.
Los dos metaanálisis con las drogas dapagliflozina y empagliflozina para pacientes con insuficiencia cardíaca verán la luz esta semana en el encuentro de la SAC. El primero de ellos incluyó un total de 11.007 participantes, en tanto que el segundo comprendió a 9.718 individuos con insuficiencia cardíaca, independientemente de su función ventricular, es decir, de la capacidad de contracción del corazón. Según Fernández, estas drogas -además- mejoraron el control metabólico, ya que alguna de ellas demostró reducir la aparición de diabetes tipo 2. "Todos los resultados se vieron tanto en los pacientes con diabetes como sin diabetes. Un dato para resaltar es que en los individuos con insuficiencia cardíaca con función sistólica reducida (ICFSR), las glifozinas son complementarias al tratamiento con beta bloqueantes, antagonistas de los mineralcorticoides y ARNI (o IECA/AR II), un grupo de medicaciones que junto a ellas constituyen la ‘cuádruple terapia’, cuya indicación es de rigor en estos pacientes", aseveró. En tanto, Enrique Fairman, médico cardiólogo que integrará la misma mesa de trabajo que Fernández durante el congreso, afirmó que los progresos en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca han sido extraordinarios en los últimos años y que hasta el advenimiento de las gliflozinas, el tratamiento establecido era con los betabloqueantes (bisoprolol, carvedilol y metoprolol) los antialdosterónicos (espironolactona y eplerenone) y el sacubitril valsartán. "Con estos tratamientos se había logrado una reducción significativa de la mortalidad en los pacientes con insuficiencia cardíaca con la función ventricular deteriorada. Pero con las gliflozinas (empagliflozina y dapagliflozina) sumadas al arsenal terapéutico con el que contábamos, para este tipo de pacientes se ha logrado una reducción del 60% en la mortalidad cardiovascular, lo que significa, por ejemplo, en un sujeto de 55 años, una prolongación de la sobrevida de 5,5 años", subrayó.
La insuficiencia cardíaca se caracteriza por la imposibilidad del corazón de bombear sangre a todo el cuerpo, lo cual provoca la caída de la presión arterial, una insuficiente irrigación a los órganos vitales, pérdida de peso y de fuerza. Es además un síndrome clínico que representa la etapa avanzada de varias cardiopatías, entre ellas, las valvulopatías, miocardiopatías y cardiopatías congénitas; que extrapolando estadísticas internacionales se estima que afecta al 1,5 por ciento de la población de la Argentina, lo que representaría algo más de 700 mil personas. La falla se puede presentar de manera abrupta (aguda) o establecerse en forma paulatina (crónica). Como consecuencia de la IC, como el corazón es incapaz de recibir la sangre que llega desde la periferia y los pulmones, pueden aparecer cuadros como hinchazón, edemas, congestión y falta de aire (disnea). Por su parte, Mirta Diez, médica cardióloga que participará, entre otras, en la mesa “Toma de decisiones en insuficiencia cardíaca avanzada”, sostuvo que el otro aporte significativo de las gliflozinas es el beneficio en el grupo de pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada, una condición que representa un síndrome clínico complejo caracterizado por alteraciones cardíacas estructurales específicas y funcionales sobre el ventrículo izquierdo. "Estas personas representan la mitad de los pacientes con insuficiencia cardíaca, y hasta el momento no existía un tratamiento que hubiera demostrado reducción en la hospitalización y en la mortalidad cardiovascular", señaló. Respecto de los efectos adversos reportados, entre los más importantes se destacan infecciones genitourinarias (minimizadas por una adecuada higiene), mucosas secas, taquicardia e hipotensión ortostática, que es una baja de presión que se produce al ponerse de pie después de estar sentado o acostado.